sábado, 31 de marzo de 2012

nuestros ultimos dias con Gabriela

Se que ha llegado el final, todavía no se como va a suceder, quizás el ¨idilio fin¨ en el que mi pequeña dejaba de luchar, se apagaba como una velita y yo no tenia que hacer nada mas que llorarla y parirla, no sea el que nos espera, nadie dijo que esto fuese a ser fácil, prometía desde el principio ser un camino agrio, triste, duro, pero creí que iba a poder salirme por la tangente y no decidir.

Quiero a mi hija, la siento dentro de mi y me muero de pena por mi y por ella, pero no puedo cambiar la realidad, mi hija no vivirá, muchas veces en silencio he deseado que dejase de luchar, que se dejaras ir,espero que me perdone por ello,hija... los adultos somos así.

Han pasado siete semanas desde el diagnostico, nadie pensó que fueramos a llegar hasta aquí, ni siquiera yo, no me arrepiento del camino recorrido, volvería a caminarlo junto a ella, pero de alguna manera siento que ha llegado el final de nuestro viaje.
Me senté sola, aprovechando que mi hijo mayor dormía, desnuda, observe mi barriga quieta...la acaricie y le hable, le suplique que dejase ese cuerpo, ese cuerpo que no la iba a dejar estar con nosotros, ese cuerpo que que había condenado a no quedarse con nosotros, le prometí quela estaríamos esperando, quizás en otro momento, cuando volviese a estar preparada volvería a elegirnos, en otro cuerpo, otra vida, pero la misma alma... le pedí que volviese a volar por encima de los tejados, que me diese fuerza para parir su cuerpo inerte y valentía para despedirme de el a sabiendas de que su alma ya no estaba ahí, le pedí que se quedase a mi lado hasta que todo hubiese terminado.
Quizás olvide darle las gracias...

Mi historia no es un cuento romántico de amor incondicional de una mamá a su bebe, mi historia tiene otros matices mas ¨feos¨de escuchar.
Durante estas semanas me he mantenido tranquila ante los riesgos que yo corría pese al poco seguimiento médico, ya no lo estoy tanto, ahora se que cuando las cosas están muy mal, todavía pueden estar peor y siento miedo a veces.
La bolsa amniótica está rota desde hace varias semanas con el consiguiente riesgo de infección, mi pequeña se encuentra sin nada de liquido amniótico, en transversa, incapaz de moverse...si sigue creciendo no sera posible un parto vaginal, tendrán que hacerme una cesárea.
Las malformaciones se han agravado, estoy segura de que si en vez de estar en mi barriga, la viese así en una cuna, desearía que dejase de vivir, de sufrir. Que lo hace distinto?
de repente el sentimiento de culpa por acabar con todo se da la vuelta, me siento mal por continuar, por obligarla a vivir a sabiendas de lo que le esta pasando y lo que le queda por pasar, enchufada a una maquinita que ¨le obliga¨a seguir viva, quizás esto es mas egoísta.

Pregunte si sufrías, si sentías algún dolor, nadie se pone de acuerdo en esto, todavía los estudios a cerca del desarrollo nervioso de un feto están son confusos, algunos se atreven a decirme que es muy improbable, que ahora estas bien, otros mas insensibles sugieren que al ser un feto inviable no importa ni hay que tener en cuenta sus sufrimiento...
Pregunte como sería nacer para ti, si vivirías y cuanto, me dijeron que serian cuestión de minutos, nacerías, cortarían el cordón y tu sentirías ahogo, como un pececillo si lo sacas de su pecera, hasta que murieses ...no es esto mas cruel que lo que ando evitando desde el principio? la opción es escalofriante, de verdad que lo es, una inyección intrauterina que pare tu corazoncito, se me parte el alma.

Por esto, no me juzguen por favor si le pido a diario que deje de luchar, si deseo con todas mis fuerzas que decida ella irse antes...porque me muero de pena de pensar en otro final, se me parte el alma de no poder evitarle algo así a mi hija...

Y sobre todo, le pido a mi pequeñita que hagamos lo que hagamos al final pueda entender y perdonar si me equivoco, sino es la opción correcta, la que esperaba de mi, no lo supe hacer mejor.

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