lunes, 4 de marzo de 2013

Porque nadie mejor que una misma sabe lo que necesita, pude ver a mi niña...

Han pasado mas de 7 meses desde que parí a mi hija muerta.

 Preparé para cuando llegase ese momento todo lo que estuvo en mi mano, quise a pesar de todo tener un parto del que poder renacer, darle una despedida digna a mi pequeña, me informé hasta la saciedad de todas las opciones, de todas las posibilidades, tenía claro que quería sostenerla en mis brazos una vez muerta y fuera de mi cuerpo, hasta preparé alguna prenda especial, quería fotografiarla...guardarla para siempre en mi recuerdo, tener algo suyo que me recordase que efectivamente estuvo aquí, que no lo soñé.

Se me olvido no perder la conciencia de que al final, las cosas no tienen porque ser como esperas, se me olvido reconocer que no controlamos a penas una pequeña parte de nuestras vidas. Sabéis que finalmente no fue como habíamos esperado, el pequeño cuerpecito de mi niña había sufrido demasiado y bueno...a vista de expertos no era ¨apto¨ para recibir caricias. Tuve muchas dudas, hasta el último momento pensé en bajar y poder verlo, pedí en repetidas ocasiones que me explicasen su estado, me convencí a mi misma de que era mejor dejarlo así, no verla, y si...no dudo en que fuese lo mejor entonces, también yo había sufrido demasiado y las expectativas que me había forjado no correspondían con la realidad, y eso que ya de por sí eran duras. Lo dejé estar y la dejé ir, sentí además que no era ese cuerpecito lo realmente importante, ELLA era mucho mas y seguiría siéndolo para siempre.

 Ha pasado el tiempo... Estoy fuerte, ya no duele tanto...guardo el recuerdo y sobre todo una experiencia que me ha hecho mas fuerte y mas persona, le estoy agradecida a la vida porque no hubiese aprendido esta lección de ninguna otra manera y me siento como después de un gran dolor de cabeza, porque sabía que tenía que pasar por aquí y ya he pasado, porque ya ha dejado de doler, ya no me siento pequeñita ni desgraciada y le doy gracias a mi pequeña, que nos eligió a nosotros para seguir trazando también su camino,  con su vuelo nos ha dado alas a nosotros.

 Ahora necesitaba ponerle una imagen a lo que sucedió, saber que tenía forma humana, contemplar cada uno de los detalles que formaban ese cuerpo tan pequeñito y tan perfecto e imperfecto a la vez, necesitaba verla ahora, desde la distancia, desde la serenidad y la fortaleza que hace unos meses no tenía.

 Me ha costado muchos viajes a anatomía patológica, me he ido encontrando incansablemente con profesionales que aunque con buena voluntad, han querido protegerme de algo ¨tan desagradable¨, me han dicho tantas cosas...no puedo creer que sea la única persona en 20 años que haya ido con esa petición, me han mirado asombrados, algunas veces he sentido cierta compasión en sus miradas...lo se, tengo un aspecto débil y pequeñito, quizás pensaron que estaba loca. Pero soy perseverante y nadie mejor que una misma sabe lo que necesita.

Gracias a mi cabezonería, por fin pude ver sus fotos...  no hay nada de lo que hablan, no veo vísceras  no veo fealdad, contemplo sus manitas, pequeñas...sus piernitas regordetas y sus pies, cuento sus deditos...veo sus labios y su naricilla, es parecida a la de su hermano, la contemplo en su plenitud...respiro hondo, no siento tristeza, no lloro...siento calma porque veo que es real, que fue verdad que estuvo aquí. Noto alguien detrás de mis espalda, como en otras muchas ocasiones.
Quizás ella también tenía miedo de como me lo iba a tomar, de la impresión que me iba a causar lo que quedo tras su marcha... pues eras preciosa Gabriela, tan pequeñita y tan mía,¡¡Mi hija!!

 No puedo acabar de otro modo...TE QUIERO MUCHO PEQUEÑINA, gracias por estar ahí...ya te lo dijo mamá en su día, reponte, tomate el tiempo que necesites para curar tus heridas, esas que no pudiste soltar la otra vez...y si debe de ser así, aquí te estaremos esperando, con la misma ilusión que la primera vez.

Pero ahora, vuela alto, vuela grande... mi hada, sigue tu camino, yo seguiré el mio, ese que un día fue nuestro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario